Denunciar y quejarse por Internet, ¿vale la pena?
Estaba yo sentado apenas ayer en un conocido restaurante del centro histórico, tranquilamente disfrutaba un café mientras leía las últimas noticias desde mi tablet. De pronto, me llamó la atención la plática de dos individuos sentados en la mesa ubicada detrás de mi, hablaban del control que debían tener ahora con «tantas reclamaciones que hace la gente en Internet» (sic). Supongo yo, que se trataba de parte del personal que monitorea o que vigila las redes sociales de algún partido político (no mencionaron de cual durante su charla, pero sí era evidente que su labor era proteger la reputación de «su jefe» por las leyes que están por «entrar»), pues realmente se escuchaban preocupados por esta situación.
Así que decidí realizar un pequeño estudio y resultó muy interesante y me aclaró el porqué de su evidente preocupación respecto a lo que «el pueblo» reclama, difunde y comparte en las redes sociales acerca de algún político del (ponga aquí el partido político de su preferencia).
Hoy por hoy, las noticias que se difunden a través de medios virtuales se han convertido en las mas vistas, sobrepasando cualquier otro medio. Mientras el mexicano ve televisión un promedio de 4 horas por día, en Internet navegamos 6 horas diarias, ya sea en las redes sociales, o páginas web de contenido diverso. Hoy en día, 6 de 10 mexicanos usan la web como su principal medio de información y 8 de 10 usuarios de la web, dicen tener más confianza en la información encontrada en Internet, que en la TV. Hoy los principales medios de sondeo obtienen estadísticas mediante la Internet y por primera vez, la publicidad pagada en Internet, superó a los medios impresos.
Me pregunto yo, ¿que habría pasado aquella fatídica mañana del 2 de octubre del 68, si esos estudiantes hubiesen tenido el acceso a tuiter o facebook que tenemos hoy? Seguramente se habrían enterado por medio de sus celulares mucho antes de llegar, de la situación que se vivía en Tlatelolco, y las fotos de las tanquetas y de los soldados listos para disparar habrían llovido en facebook.
Y es que los resultados son evidentes; gracias al gran revuelo en redes sociales, hace algunos días los magistrados del TEPJF tuvieron que «echarse para atrás» con su muy jugosa «pensión vitalicia» (o haber para el retiro, vayan a saber ustedes el nombre, el resultado era el mismo), pues la denuncia y el descontento popular se hizo escuchar, y así, varios casos se han ido dando, tanto con malos servicios por parte de algún organismo público (como el IMSS), como exhibir a algún elemento policiaco que abiertamente pide su «mordida» a algún conductor.
No en balde, en países como Corea del Norte, China, Rusia, Turquía y otros, censuran y controlan el acceso a Internet y se puede terminar hasta en la cárcel si se usa de forma «inadecuada para el gobierno». Y hace poco, por medio de la Reforma a las telecomunicaciones se pensaba implementar una ley de censura para la Internet aquí en México, lo que le daría el control al gobierno de lo que se puede y no se puede publicar en Facebook (por ejemplo). ¡A ese nivel llega el temor de los «de arriba»!
Pienso yo, que los tiempos van cambiando y hoy, es mucho más eficiente el poder denunciar, balconear y exponer a algún político corrupto por medio de las redes sociales, que el marchar y cerrar calles, eso (lo hemos visto), ya no es tan efectivo en la mayoría de los casos.
Hoy por hoy, el arma más poderosa que tenemos en nuestras manos se encuentra justo enfrente de nosotros. Esos teclados, bien utilizados, por millones de personas bien informadas, pueden hacer un cambio -ahora- más efectivo de lo que pensamos. Así las cosas, ¿vale la pena difundir, compartir, comentar, retuitear y hasta dar un «lieke» a alguna publicación de denuncia ciudadana vs algún acto de corrupción u otro ya típico en contra de alguna institución, personaje u otro?
La respuesta es un firme: Sí.
Claro que vale la pena quejarse y denunciar, pero cuando valga la pena y sea cierto, cuando lo que se dice se sostiene con bases, no con amenazas, gritos e insultos.
La chairiza asquerosa, pútrida, vendida al Peje rata asesino y corrupto, NO entiende razones. De entrada tienes que pensar como ellos, o si no eres un pendejo, vendido muerto de hambre, come lonches, peñabot, priísta, etc… que acaso es necesario ser todo esto para simplemente NO estar de acuerdo en sus acciones e ideas? Claro que no!
Pero no lo entienden, o no les conviene entenderlo. El Peje asesino los tiene amaestrados como borreguitos, y eso que ellos son los primeros en insultar a todos los demás llamándoles borregos.
Acaso es necesario que los chairos insulten a todos los que NO piensan como ellos? Por supuesto que no, pero resulta que los mismos chairos son los más intolerantes de todos, y que curioso que, cuando se les dice algo, aún sin groserías, se ofenden y te atacan.
Para ejemplo, la administradora del grupo «Di no al No Circula» en Facebook… cree a ciegas que todos ESTÁN OBLIGADOS a pensar como ella, y por eso insulta, denigra, ofende y actúa con toda la grosería e impunidad que quiere… se imaginan que ésta persona estuviera en un puesto de poder? ya estaría abusando de ese poder, siendo corrupta y torciendo las leyes a su antojo y beneficio.
Asi que, EN EFECTO, vale la pena denunciar, PERO TAMBIÉN VALE LA PENA DENUNCIAR a los locos y abusivos que, con la bandera de que son «activistas» se dedican a insultar y atacar al resto de los que NO comparten sus ideas, pero que tampoco comparten las del gobierno.
Los chairos, como son conocidos, no parecen querer cambiar y menos entender razones. Resultan aún peor que lo que tanto atacan. Verdades aunque duelan.
PS.- Les propongo un breve ejemplo: vean cuantos ataques recibe éste comentario, y cómo hay quienes lo toman con toda la decencia y quienes de inmediato comienzan a insultar.